Me cuenta Er Milindri, que ha leído, El hombre es un gran faisán en el mundo, en Siruela @edicionesiruela de la premio nobel rumana, de orígenes alemanes Herta Müller ganadora en el 2009. Me dice que tenía ganas de leer algo suyo desde que ganó el premio, pues antes no había escuchado hablar de ella, y a él le “mola” mucho todo eso de la vida en los países del este antes de la caída del muro de Berlín.
Me cuenta Er Milindri que la novela nos cuenta la
vida de Windisch, su mujer, y su hija Amalie. Me dice Er Milindri que lo
primero que llama la atención es el estilo, en plan telegrama, para él, eso le
da a toda la obra un toque de indiferencia hacia los personajes por parte del
escritor que hace que las vidas de los que pasan por las páginas sean
totalmente vacías. Por otra parte, le da mucha “musicalidad” a la obra y Er
Milindri sospecha que en la traducción del alemán, por muy buena que sea, debe
perderse bastante de ese ritmo poético.
Me cuenta Er Milindri, que la novela es una obra
relativamente corta, con más de 40 capítulos pequeños que se leen rápidamente o
no, dependiendo de lo que te quieras parar en cada frase. Cada capítulo cuenta
un suceso del pueblo o de alguno de los personajes. Son sucesos amargos que
unidos al estilo la convierten en una novela, o colección de relatos comunes si
preferís, dura, deseperanzadora, lo que Er Milindri sospecha que es
precisamente lo que trata de mostrarnos la escritora, pues estamos hablando de
la Rumanía comunista de Ceaucesu, “el que no se dejaba fotografiar con personas
más altas que él”, me apostilla Er Milindri, para proseguir “¿Pero sabes que
los Ceaucescu fueron en un viaje oficial al Reino Unido y se llevaron hasta las
toallas de la habitación del palacio en el que los alojaron?”. “También sé que
acabaron fusilados y que luego en Rumanía la gente estalló de felicidad y
alegría cuando se pasaron las imágenes”, le respondo para no parecer un
ignorante a su lado. “Pues de eso no va El hombre es un gran faisán en el mundo”,
zanja Er Milindri: “Va de los interminables años tristes y oprimidos que
pasaron los padres y abuelos de los que lo vieron morir, antes de que llegase
ese día”.
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